martes, 3 de julio de 2007

La raíz del problema

Por: Emerson Cardozo Mera.

Es costumbre en las instituciones estatales del país llegar tarde a las ceremonias e iniciar con retrazo las reuniones, se ha constituido pues en una especie de rito religioso, muy a pesar de las exigencias del nuevo gobierno de implantar en la población el tan sonado término “Tolerancia Cero”, la población parece no ser capaz de liberarse de esta vieja usanza o devoción de asistir tarde a donde se les invita.
Nuestra querida y casi nunca ponderada Facultad de Educación y Ciencias de la Comunicación, no ha sido ajena a este tradicional estigma cultural, la cual el lunes pasado inició la ceremonia de apertura del año académico en el Teatrín de Humanidades con quince minutos de retrazo; la ceremonia que duró un poco más de media hora y que fue programada para las once de la mañana, se desarrolló con los ya conocidos y acostumbradas representaciones histriónicas, tanto por parte
de los alumnos como por parte de las flamantes autoridades, fieles devotos del santo “Hora Cabana”.
El Mg. Carlos Díaz Herrera, quien estuvo a cargo de la lectura de inauguración, logró conmover a algunas de las mentes aficionadas de las letras al enunciar algunos textos de los escritores Octavio Paz, Víctor Hugo y del clásico Goethe, probablemente haya sido lo mejor que se pudo percibir a lo largo de la ceremonia. Al culminar dicha lectura, la Directora de Escuela de Ciencias de la Comunicación, única autoridad académica de la escuela presente, que dicho sea de paso llegó ya bastante iniciada la ceremonia.
Una vez ya todas las autoridades reunidas, al parecer las más representativas de la facultad se inició el discurso de la Decano de Facultad el Mg. José Ramírez Vega, quien acompañado por las demás autoridades daba la impresión alegórica de contemplar al carpintero Nazareno acompañado de sus discípulos, en el enigmático cuadro del viejo pintor renacentista Leonardo da Vinci. El decano, quien desarrolló un discurso de aproximadamente diez minutos, no pudo evitar aflorar el “animal político” inherente a todo ser humano, atreviéndose a lanzar críticas a la situación inestable de la educación peruana y de los maestros, así mismo de las cifras de analfabetismo en la región.
Mientras el decano discursaba importantes enunciados, uno de sus colegas presentes, hacía notar de manera pública su desvelo, al tomarse una “pequeña siesta”. Los estudiantes ya alertados por tal relajo y no acostumbrados a soportar más de cinco minutos oyendo algún discurso de las autoridades institucionales, optaron por salir de manera más apresurada que de la que ingresaron.
Minutos antes de la lectura de apertura, se invitó a todos los presentes a entonar el segundo himno nacional más hermoso del mundo, según la critica, después de la “Merseillaise”, argumento que no comparto, al menos que sea al revés. Nadie parecía estar orgulloso de despegar los labios y entonar a viva voz “el somos libres, seámoslo siempre”. ¡Que grave falta la nuestra, que la patria nos perdone!
Los últimos minutos de la ceremonia estuvieron a cargo de la Lic. Flor Pastor Gálvez asistenta social, quien brindo algunos alcances acerca del sistema de tutoría y procedimientos administrativos necesarios para los alumnos, así mismo acerca del servicio social de comedor y de salud con la que cuenta nuestra universidad.
Es lamentable percibir que durante toda la ceremonia, ninguno de los ponentes haya mencionado a la Escuela de Ciencias de la Comunicación como institución ligada a la Facultad de Educación, esto disgusta a los estudiantes de comunicaciones quienes indignados hacen comentarios de desaprobación, tiempo después se retiran.
De esta manera se desarrolló una jornada tan corta que dejó mucho que entrever.

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