Mirella Arana Reyna.
Roberto Valladares caminaba con seis chocotejas en un pequeño recipiente de plástico por la Plaza de Armas de Trujillo. Tras comprarle una de ellas, con cierto temor, le pregunté:
-Usted, ¿Pertenece al Centro Victoria?
Sí (ligeramente agacha su cabeza).
-Disculpe, pero ¿A qué se debe su estancia en ese Centro?
En Talara tomaba bastante alcohol. Yo tengo una hermana mayor que quiere lo mejor para mí. Mi cuñado es drogo hace 8 años.
-Entonces, por alcoholismo, ¿verdad?
Sí. En el 2005 me vine. Mi hermana me llevó al Centro Victoria. Conocí al hermano Sevilla, me explicó lo que tenía que hacer.
-Seguramente le resultó muy difícil vivir allí…
Bastante. Estuve internado dos años. Recién he salido en Abril. En el centro hay que obedecer. De lo que se trata es olvidar el vicio.
- Y ¿Lo ha logrado?
Sí (sonríe).En el centro nos levantan a las cuatro y media de la mañana para mandarnos a la ducha. Luego vamos a la Iglesia oramos, alabamos y leemos la “palabra”, todo para Dios. Ingerimos nuestros alimentos y el resto del día hacemos lo mismo. ¡Ah!, limpiamos la casa, también.
-¿Qué significa Dios para usted?
Es mi salvador…El que me creó. Me fortalece. El me quita todas las angustias.
-Antes no pensaba lo mismo o ¿si?
Bueno yo trabajaba en Talara. Yo soy de Talara. Tengo 43 años. Ganaba dinero, iba a discotecas y tomaba…
- En exceso, pero ¿Por qué?
Tenía problemas. La muerte de mi madre, un familiar que tanto quieres. Eso me chocó bastante. Tomando me olvidaba de todo, de mis preocupaciones…
-¿Cuánto tiempo fue alcohólico?
(Medita).Unos diez a doce años.
-¿Cuál fue la peor vivencia que pasó en esos años?
Felizmente no me atropellaron, pero si me asaltaban. Mire (enseña su ojo derecho, en su párpado, tiene una cicatriz), esto me hicieron los choros.
- ¿También se drogaba?
Eso no. Sólo tomaba.
- Antes de ser alcohólico ¿A qué se dedicaba?
Fui almacenero en la Fábrica “Enci”, la de la crema. Luego vendedor de fertilizantes y después carpintero.
- ¿Cuál ha sido la experiencia más agradable que ha vivido en el Centro?
La palabra de Dios. Con eso me bastaba para olvidarme de mi vida anterior.
-Y ¿La más desagradable?
Cuando de “novato” (primer nivel de rehabilitación) pasé a “guerrero”. Te mandan con un amigo a vender productos o pedir colaboraciones en las calles. Eso es para enfrentar a la sociedad y ti mismo.
-¿Cómo pasó?
Fuimos a La Hermelinda, cuando nos acercábamos a pedir, la gente gritaba “¡tremendos grandazos, vayan a trabajar!”. Nos insultaban. Tiraban verduras, frutas…
- Y ¿Qué hicieron?
Seguir. Te duele. Sientes que se te apaga el espíritu. Te quieres ir, pero no puedes. Pero no todos son así. Hay gente que ayuda. Yo les pido sus nombres, para orar por ellos. Todos los lunes, tenemos “intercesión”, dura hora y media. Ahí le pido a Dios por ellos.
-¿Sigue asistiendo al Centro Victoria?
Sí. Bueno ahora vivo con mi hermana. Pero siempre voy. Hoy tengo que ir a las seis y media, tenemos oración. Además después de los dos años de internamiento, un año se tiene que aportar. Yo lo hago vendiendo estas chocotejas. Mi hermana las prepara.
- Ya le faltan pocas por vender…
Sí (sonríe). Todos los días no es igual, pero algo se gana.
-¿Me imagino que ha cambiado su opinión respecto al Centro Victoria?
Es como si fuera una prisión, pero simplemente no hay maltrato.
- Está la Palabra de Dios…
Sí. Cuando yo ingresé al Centro Victoria, le dije a mi hermana que estaría a lo mucho cuatro meses y mira estuve dos años. La fuerza de Dios es grande.
-¿Qué ha pensado hacer, luego que termine su año de servicio?
Yo sé hacer chocotejas. Vivir tranquilo. No busco drogas. No me dan ganas de tomar. Creo que buscaré trabajo. Ayudaré a mi hermana. Mi sobrino estudia Arquitectura en la Vallejo.
-Ahora ya no le llama la atención la bebida ¿Verdad?
No.
-¿Qué consejo le daría Usted a los jóvenes con vicios como el alcoholismo?
Que dejen esas cosas malas. Que sigan a Dios. Dios les dará todo. Que no sigan los malos pasos.
lunes, 18 de junio de 2007
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