ELITES TRUJILLANAS DE PASIÓN Y VOCACIÓN

Según Sonia Fernández Parratt, Trujillo, no es una excepción en acoger tanto a periodistas como literatos en una fraternidad, pues cada uno de ellos mantiene una interrelación, en donde ambos salen beneficiados. Los escritores – periodistas utilizan, cada vez más, especialmente, en el reportaje y el testimonio, técnicas de la narración literaria, mientras que los escritores literatos encuentran a menudo, recursos sorprendentes en el ámbito del periodismo. La dicotomía realidad – ficción, antes que excluyente es concurrente.

Esta última (dicotomía), inicia lo actualmente llamado Nuevo Periodismo o Novela de No – Ficción, aún no aceptada, pero tiene grandes representantes, tales como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, entre otros.

El contacto entre literatura y periodismo es mucho más profundo, es de natalidad y bien podría decirse que el perfecto mensaje periodístico debería ser, como producto literario una obra de arte.

La originalidad en el tratamiento y desarrollo del relato periodístico se enriquece en su forma y receptividad por el destinatario del mensaje, con un lenguaje que hace gala de técnicas propias de la literatura. La belleza sintáctica, pues, no es (no debe ser) privativa de la literatura.

Todo esto nos hace notar que tanto literatura como periodismo no son independientes, siendo notorio; desde sus inicios el periodismo fue considerado como oficio que lo practicaban diferentes profesionales en su mayoría, los literatos por su vocación y facilidad que desempeñan al realizar sus escritos. Obviamente también lo es por el conocimiento que tiene estos en lo que a sistematización y estructura del texto corresponde.

Y, según Sonia Carrillo, en Trujillo no se hicieron excepciones pues estos se organizaron conformando élites literarias que se manifestaban a través de los medios de prensa en los cuales fueron acogidos.

Entre ellos encontramos a: Primavera, Trujillo, Cuadernos Trimestrales, Peña del Mar, Trilce, Aramauta y otras agrupaciones como de Las Escritoras Norteñas, El GAT, Continente, Greda, Runakay, Nuevo Amanecer y Papel de Viento.

Cada una de estas élites, tiene a sus máximos representantes, que dan el todo por su vocación (literal) y pasión (periodística). El grupo Primavera con Blasco Bazán Vera, entre otros; el grupo Trujillo tiene a José Eulogio Garrido, Antenor Orrego y muchos más; el grupo Cuadernos Trimestrales agrupó a Marco Antonio Corchera Díaz y Julio Garrido Malaver; en Peña de Mar se agrupan Manuel Jesús Orbegoso Hernández, Manuel Gonzáles Prada, Eduardo Quiroz Sánchez, Amado Horna Medina, entre otros; en el grupo Trilce están Teodoro Rivero Ayllón, Juan Paredes Carbonel, Manlio Holguín Gómez y Juan Morillo Ganoza y en Aramauta se agrupan Andrés Aguirre Lynch, José Antonio Munárriz y Pedro Miguel Arteaga Avellaneda.

Todos estos personajes son muy destacados en su labor pues cada uno ha ido dejando sus conocimientos impresos para que sirvan de guía a las nuevas generaciones que seguimos sus pasos.

Aunque toda esa larga lista de caballeros es presentada pues no quiere decir que no existan también aquellas damas que siguen el sendero aventurero del literato – periodistas como gran ejemplo de ello están Teresa Guerra García, Lilia Goicochea Ríos, Nimia Morales, Magdalena de la Fuente y Socorro Barrantes Zurita entre otras, las cuales al agruparse persiguen un sólo objetivo.

Cada una de las damas mencionadas se han iniciado en una Agrupación de Escritoras Norteñas la cual ya hastiadas por el machismo cerril e inefable afirmado desde antaño en la precaria institucionalidad peruana inician su lucha con el fin de decir no a la marginación femenil.

En pleno siglo 20 el machismo sigue haciendo de las suyas. En el campo periodístico no fue la excepción pues eso de que las mujeres no se hicieron para realizar labores que indiquen salir de casa, trabajo fuera en oficina, con altos cargos o investigaciones de campo quedó en la época de la carreta, pues tenemos los mismos deberes y derechos y también somos libres para tomar decisiones.

Así que ese es el objetivo de esta agrupación hacer escuchar la voz de la mujer que tiene el derecho de expresarse y manifestarse tanto verbal como escrita.
Toda esta situación de agrupaciones y élites no es más que un disfraz para seguir plasmando ideas que en inicio perjudica, sí; pero eso se arregla cuando se presenta una nueva obra o una crónica que lo acoja el público sin discriminación de quien venga.

Generalmente cuando uno busca o necesita agenciarse de algún ejemplo como lo es un artículo o un libro no lo hace pensando en las elites en sí lo hace porque conoce del autor o por recomendaciones a seguir o sencillamente para realizar un trabajo de la Universidad, del Colegio, etc. Pues aunque con todo esto no estoy negando que también lo puede hacer porque sigue las mismas políticas o ideologías de tal grupo pues muchos hay que dedican su tiempo consiguiendo cada uno de los ejemplares pues son colección de un precio más que económico es encaminado al sentimiento y respeto que guardan al autor.

Al fin de cuentas siempre te tiene que jugar una maña pasada tu sensibilidad pues cada ser humano siempre tiene que perseguir lo que alcanzó su ídolo (en este caso el autor) siempre buscamos un modelo a seguir alguien a quien admirar que por cierto no es que este mal pues al fin nosotros fuimos creados para cumplir una perfección y eso siempre hará que la busquemos para sentirnos bien con nosotros mismos.

No sólo el literato – periodista es quien busca pertenecer a un grupo a una élite para ser identificado sin en todo ámbito existe todo eso iniciándose en la sociedad como en cada lugar que se desenvuelve el ser humano. Eso es algo que desde la creación de este mundo se viene siguiendo.

El hombre lo hace con el fin de siempre mantener una organización para poder sobre llevar cada uno de sus deberes y obligaciones sin olvidarse de los demás en ningún momento, pues al final siempre necesitan estar interactuando, para no sentir un aislamiento; en donde su propia naturaleza no le permitiría desarrollarse.