martes, 29 de mayo de 2007

EL DATO INTRÍNSECO DE LAS ELITES LITERARIAS EN TRUJILLO

Disculpad mi ignorancia, pero yo desconocía la existencia de elites literarias como La Primavera, Peña del Mar, Trilce, etc. en mi ciudad natal Trujillo, aunque por ahí alguna vez escuché que la señora Martha Lamela Ríos participó en un gremio feminista. Pero, ¿por qué seguir separando la humanidad por su género? Ellas lo que piden es equidad social, demostrar que las mujeres también son buenas en el “negocio literario y periodístico”, pero con un movimiento feminista acentúan las diferencias sociales de género. No estoy en contra de la superación cognitiva femenina. Pensar así me convertiría en un tirano de la edad media. Pero llevar lo que se reclama como justo a lo opuesto es caer en lo mismo.

Pienso que es propio de nuestra historia el hecho de que el hombre haya desplazado a la mujer en su realización personal, cultural, intelectual, etc. –la lista es larga–. Ello está reflejado en cada momento vivido de nuestros antepasados y que–desgraciadamente– aun se vive en la actualidad. Al percatarme que, en un comienzo, la participación de la mujer en las elites que emergieron el siglo pasado en Trujillo es escasa, me vino a la mente una tesis: los escritores solo buscaban su desarrollo personal, exhibir su habilidad con la pluma y vanagloriarse de ello, sin percatarse que existía en la sociedad un potencial dominado por el género.

Muchas personas podrían decir que en esas elites existieron muchos literatos varones con una integridad indiscutible, dignos del nivel de cognición que portaron y supieron plasmar en sus obras. Pero ¿por qué no usaron esa sabiduría para dar un vuelco total al pensamiento radical que imperaba en la sociedad, en el que a la mujer sólo se le designaban quehaceres domésticos? Claro que esto dependió del interés que tomó a la mujer ser integrante de una de las elites –como algunas de la
s que las integraron–, aunque también ello desemboca en que los literatos varones debían cambiar la concepción que ellas tenían sobre sí mismas y sobre sus posibilidades frente a la sociedad.

Pero, ¿por qué habrían ellos de preocuparse por el desarrollo femenino? Porque la sociedad necesita de información imparcial para desarrollarse con normalidad, conocimientos que no solo se traten desde la perspectiva varonil, lo cual traería como consecuencia una falange de mujeres dispuestas también a cambiar la humanidad y hacerla despertar de su ignorancia.

En el campo periodístico, en dichas elites y fuera de ellas, la mujer no ha sido merecedora a ningún rol protagónico. ¿A que se debe eso? Me hace pensar que muchos de los líderes de opinión del momento pensaron que la mujer no contaría con las aptitudes necesarias para apropiarse del tremendo rol social que un periodista posee. Eso es muy negativo, ya que reprime a muchas mujeres a realizarse, mujeres que, viendo como las elites masculinas se yerguen ante ellas, se ven opacadas ante la ola de obras producidas por mentes de “la oposición”.

¿Es que acaso considerarlas insulsamente como el “sexo débil” es también tildarlas de débiles de mente? Ninguna mujer es verdaderamente “incapaz” de generar algún tipo de conocimiento si se ha desarrollado intelectualmente en las mismas condiciones que un varón. Lo que pasa es que en siglo pasado no se le ha dado a la mujer la oportunidad de presentarse a la sociedad como una persona solvente, una persona que puede lograr las mismas metas que un hombre se traza ¿Qué hubiese pasado si el matriarcado hubiera persistido en el desarrollo evolutivo de las sociedades? Ya estuviésemos formando gremios con el objetivo de lograr la equidad, o tal vez ni la formásemos por miedo al supremo castigo femenino.

Ahora, a pesar que todos sabemos que hombres y mujeres tienen los mismos derechos en la sociedad, la represión cognitiva de la mujer aún continúa, aunque en menor escala. Se nota la presencia de la mujer en cargos públicos, tiene ya voz propia en política. A pesar de ello, se necesita de una presencia más notoria de la mujer en el periodismo y la literatura, más mujeres líderes en busca del equilibrio social.

Si periodismo y literatura se complementan, lo mismo debe suceder con el varón y la mujer. Una mutua exposición de conocimientos intercambiados para el bien del desarrollo social. Lo ideal es que las diferencias entre hombre y mujer desaparezcan, –me refiero al aspecto cognitivo por si alguien empieza a extrañarse–, y considerándoseles como una sola especie que presenta un mismo nivel de raciocinio.

Bueno, podría haber desarrollado un comentario respecto al que la buena escritura sería un “deicidio” porque el hombre mata la realidad que es creación divina ¿y la biblia? ¿Cómo saber que es verdad o mentira lo que allí se profesa? ¿y si fuese todo eso mentira? ¿Estarían atentando contra la creación divina de la realidad? Con ello, hubiese dado a conocer mi postura agnóstica al hacer los comentarios respectivos a partir de un solo párrafo presente en el tema de las elites literarias, pero estoy seguro que ninguno ha tocado el tema observando el nivel de represión cognitiva femenina que existió en las elites y que aun persiste, represión que debe desaparecer con prontitud de nuestra sociedad si queremos que el desarrollo ilumine nuestro entorno. Pensemos en que no quisiéramos que dicha represión caiga sobre nuestras madres, hermanas o hijas. Esperemos que no. Menos mal que –en busca de la equidad– un comentario como este no fue escrito por una mujer.

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