domingo, 10 de junio de 2007

Cumbres nevadas:

Preocupante futuro
¿Es un proceso irreversible? ¿Podemos frenarlo o, cuando menos, mitigar sus impactos?


Los pronósticos son alarmantes. Los majestuosos nevados andinos se reducen en un proceso natural que debería demorar cientos de años, pero que se acelera desde hace tres décadas por efecto del cambio climático global generado por la destrucción de ecosistemas y la contaminación ambiental. Este proceso de desglaciación conforme avanza, tiene como consecuencia la pérdida progresiva del recurso más valioso: el agua.

Según el Ing. Benjamín Morales Arnao, ex presidente de la Sociedad Peruana de Geología, quien en los últimos años ha estudiado el estado de los glaciares peruanos, es sumamente preocupante.

La conclusión del estudio es que, en el caso específico de la Cordillera Blanca, los glaciares han perdido 111 km2 de superficie, y eso es una extensión tremenda. En el caso de las 18 cordilleras del Perú, se han perdido 450 km2 de superficie de glaciares. Se trata de magnitudes tremendamente importantes y que indican que los recursos hídricos están disminuyendo. Se estima que se han perdido 11,303 millones de m3 de agua en ese lapso.

¿Es posible detener ese proceso? Morales Arnao sostiene “ante el clima, hay muy poco que hacer. Cambios climáticos ha habido en la historia; es algo cíclico, y un glaciar es como un gran termómetro: cualquier variación de clima, por pequeña que sea, repercute en él, o lo va a derretir más o lo va a derretir menos. Pero el proceso acelerado de cambio climático que estamos viviendo tiene que ver con la contaminación ambiental”.

Naturalmente, los humanos, somos los responsables de la peor amenaza que pone en peligro la viabilidad de la existencia en nuestro planeta. El calentamiento global o la elevación desmesurada de la temperatura mundial es consecuencia de la irresponsable actividad industrial.

Pero el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) advierte que hay otra peligrosa fuente de emisión de los gases que contribuyen al calentamiento: la deforestación o depredación de los bosques.

Y precisamente esta ilegal actividad está en auge en nuestro país. Los árboles de nuestra selva están siendo arrasados a una alarmante velocidad: 716 hectáreas por día. Jorge Benítez Agüero, Coordinador del Proyecto GEF (Fondo para el Medio Ambiente Mundial) Amazonas, advierte que “durante los últimos veinte años se han depredado entre 9 y 10 millones de hectáreas de selva peruana principalmente en San Martín, Amazonas y Huánuco”.

Otro de los factores causantes del cambio climático es el dióxido de carbono (CO2), emitido principalmente por las industrias petroleras.
Las selvas húmedas como la existente en nuestra amazonía reducen el calentamiento del planeta al absorber los gases de carbono. La fórmula es sencilla, mientras menos árboles existan, se dejará de absorber menos CO2 y el calentamiento recrudecerá.

El geólogo ambiental Gaudencio Laureano Valentín señala que “la depredación del bosque provoca la disminución de lluvias y los principales responsables son los traficantes de tierras y los madereros ilegales”.

El escenario Apocalíptico en nuestro país además de contribuir al calentamiento global, son las consecuencias que padece al igual que el resto del planeta. El deshielo de los glaciares y el ligero incremento del nivel del mar, son las secuelas inmediatas.

Sin embargo, los peores efectos están por venir. De acuerdo a los pronósticos del Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), en el año 2050 la temperatura en nuestro país aumentará en un promedio de cinco grados centígrados, y el 25% de todos nuestros glaciares estarán derretidos. De darse esta situación habremos perdido unos 7 mil millones de m3 de agua y el nivel del mar subirá entre 4 y 14 metros, los balnearios quedarán inhabitables.

Ante este contexto inminente, durante un debate en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, nuestro representante Jorge Voto Bernales, lanzó la voz de alerta sobre los efectos del cambio climático. Advirtió que “la modificación irregular del clima será un detonante para la pobreza, la migración y la exclusión mundial. Las próximas guerras ya no serán por el petróleo, sino por el agua”.

A pesar de todas estas evidencias los desafíos deberían ser inmensos. Aquí hay una responsabilidad no sólo del Estado sino de todos. Para comprender cuál es la importancia de los recursos naturales, cómo deben usarse y cuáles deben ser las prioridades, se necesita generar en la población una cultura cívica para el cuidado del medio ambiente.
Lógicamente, la forestación es un factor importantísimo para retener el agua y disminuir la contaminación.
Pero el desperdicio del líquido elemento, el agua que se va “al agua” es exorbitante, la pregunta es ¿alguien podrá detenerlo?

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