Al promediar las 6a.m. salí de casa para realizar un trabajo de campo. La tarea no parecía muy fácil debido a la neblina e intenso frío de la mañana, pero era la única forma de conocer el inicio de las faenas del “Mercado la Hermelinda”.
En este lugar el comercio se inicia muy temprano, a esa hora varios niños comienzan a desfilar con carretillas en sus manos; su trabajo consiste en llevar pesados paquetes de compras a cambio de una pequeña propina.
En este invierno es imposible salir por las mañanas sin suficiente abrigo, pero a ésos niños solo les basta un pequeño short, polo y sandalias para empezar a trabajar. Algunos de ellos no tienen dinero para comprarse ropa, otros simplemente entran en calor con la actividad y no necesitan arroparse mucho.
Florencia de Mora, El Milagro, La Esperanza, son algunos de los lugares de donde provienen; algunos solo tienen 7 o 9 años y ya apoyan a sus familias. “Esos niños comienzan a trabajar desde las 5 o 6 a.m. y lo hacen para ayudan a sus padres y hermanitos menores” me comentó un vendedor.
Sólo 8 soles y la satisfacción de costear pequeños gastos escolares, les sirve de incentivo para continuar su faena diaria, pues algunos también estudian. Otros por el contrario, realizan gastos inoficiosos; juegos tragamonedas y casinos reemplazan ahora su deseo de superación personal. Es lamentable ver que invierten su tiempo trabajando sólo para eso.
Trabajar en condiciones precarias y sin ningún tipo de seguridad, conlleva riesgos como el robo de carretillas y paquetes de compras. A Orlando de 10 años le robaron una carretilla alquilada, repleta de bolsas que una señora había encargado mientras compraba; se llevaron todo, le quitaron dinero y golpearon al poner resistencia. Este sólo es uno de los muchos casos que frecuentemente se observa en La Hermelinda.
Hace 20 años la cantidad de cargadores en todo el mercado oscilaba entre 30 o 40, y sus ganancias no bajaban de 50 soles diarios. Hoy con 31 puestos de alquiler es difícil calcular la cantidad de trabajadores. “La gran cantidad de niños ha hecho que esta labor se vuelva poco rentable. Hoy sólo se gana 15 o 10 soles como máximo por día” sostuvo Segundo de la Cruz de 74 años, uno de los más veteranos en éste rubro.
Los más jóvenes (7ó 9 años) sólo pueden efectuar cargas de 40 y 50 kilos, a diferencia de los 300 que puede levar una persona adulta; esto abarató el precio del servicio. Los clientes prefieren contratar niños a quienes pagar poco; aunque esto implique demora en el trabajo.
Con el apoyo de las autoridades se puede lograr que los niños realicen sus actividades en condiciones adecuadas de seguridad, además de proporcionarles servicios básicos de alimentación a través de comedores, Vaso de Leche; además el Estado puede efectuar campañas de donación de ropa y facilitarles el acceso a instituciones Públicas educativas, sólo así se fomentará el desarrollo personal de los niños trabajadores del mercado.
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